Sandra Ramos nos ha hablado del tema de la insularidad desde la perspectiva del sujeto-isla, muchas veces encauzada en su propia imagen o el alter-ego de una niña. Escenas que también indagaban en torno a la soledad, al aislamiento y al temor frente a la intrascendencia y el olvido, y que nos remitían a una obsesión: la idea del viaje como movimiento, desplazamiento sin salirse de los límites de la tierra natal, en este caso la Isla, o como naufragio desde tu propia orilla. Sandra (o su alter ego) se reconocían en los sueños del niño, en los proyectos a ratos inalcanzables del ser humano adulto, o en las frustraciones de la vejez. Para seguir leyendo…
1 comentario
Tei | 16/04/2020 - 11:04:00
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