Siempre que la literatura cubana ha intentado mostrar el horror de su historia reciente acaba por refugiarse en mundos alegóricos. En El color del verano Arenas llevó al paroxismo el poder carnavalesco de la alegoría cubana presentándonos un asilo tan represivo como irreverente (…). Pero ni en la «Pentagonía» de Arenas, ni en Pájaros de la playa, la última novela de Severo Sarduy, donde un apestado eleva el sida a la categoría de metáfora del devenir, ni en la sobrevalorada Tuyo es el reino de Abilio Estévez, ni en las recientes alegorías futuristas de Juan Abreu encontramos la fuerza que emana de este libro de Rosales. Boarding home no es metáfora de nada. Al contrario: lo que nos descubren estas cien páginas es que a la literatura cubana le sobra metáfora. Para seguir leyendo… 😉
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