La filosofía de Mañach puede definirse, por tanto, como un condicionalismo utópico, cuyas distancias con el paradigma liberal, al uso en aquellos años, son discernibles. El raigal republicanismo del pensador cubano, a veces a flor de piel, a veces latente, parecía reaparecer en los 50, en medio del arranque de la Guerra Fría y de la profunda crisis política que vivió Cuba tras el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 de Fulgencio Batista contra el gobierno legítimo de Carlos Prío Socarrás. Para una filosofía de la vida, el último esfuerzo serio de Jorge Mañach por poner en orden sus “curiosidades filosóficas” y por formular una teoría propia de los valores, está ahí, como testimonio de la resuelta entrega al saber de este imborrable pensador cubano. Para seguir leyendo…
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