Lillian Guerra: ·Miedo y asco en La Habana y Miami·

Autores | Memoria | 19 de febrero de 2020

Ser revolucionario antes de que Castro llegara al poder en 1959 significaba comprometerse a construir una nación aún más democrática que los Estados Unidos. La revolución, como un objetivo, una historia, se convirtió en el tejido de la vida política diaria y la identidad personal de los cubanos mucho antes que Fidel. La cultura de oposición de Cuba y la creencia de sus ciudadanos en la excepcionalidad de su país se forjaron en tres guerras por la independencia de España en el siglo XIX. Estas guerras desataron el sueño de una nación meritocrática fundada en la promesa de revertir cuatro siglos de genocidio y colonialismo. Para seguir leyendo…