Esperanza Conde Rodríguez -o Pia, como la llama todo el mundo- nunca ha recibido ninguna formación artística, pero tiene un vínculo inconsciente muy fuerte con el arte. Pinta impulsivamente con cualquier material que encuentre a mano y sobre cualquier superficie motivada por una fuerte necesidad emocional. Como ella dice: “Tengo que pintar; no depende de mí, cariño…, si no pinto me puedo volver loca… Cuando pinto me empiezo a meter en otro mundo, veo una cosa aquí y otra allá y me empiezo a calmar… Veo cabecitas que me dicen: ¡Quiero salir! ¡Quiero salir! Y las pinto”. Se desconocen sus motivaciones y fuentes de inspiración; no sabe explicar la razón por la que pinta ni cuál es el significado de sus dibujos. Nunca sabe exactamente qué va a pintar hasta que ya tiene la pieza frente a ella, y una vez que el trabajo está hecho, se desapega emocionalmente del trabajo y lo tira a un rincón. Aunque almacena muchas obras, las agarra todas y las quema, porque, según sus propias palabras, le divierte ver los colores de las llamas. Y hace más espacio, así puede empezar a pintar de nuevo. En otros casos, corta los dibujos que hace sobre telas, proceso que, según ella, precede a la quema de sus propias obras. Enjoyyyyt 😉
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