Mi generación fue heredera del pensamiento crítico de los años ochenta y de la fundamentación teórica de la obra a partir de la continuidad de estereotipos establecidos por los críticos del arte cubano, marcando pautas de continuidad. En los años noventa apareció por primera vez el acercamiento al mercado internacional del arte cubano, con incertidumbre y desconocimiento. Para seguir leyendo…
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