Excelente el prólogo y el ensayo sobre Alejo Carpentier de Luis Harss en su libro Los nuestros (1966), uno de los clásicos del ensayo latinoamericano y «boombonístico».

Unica pifia, aunque era un error no descubierto (o muy bien encubierto aún) en la época: cifra el nacimiento del autor de El siglo de las luces en La Habana, Cuba, cuando ya está comprobado que el mismo ocurrió en Lausana, Suiza, en 1926.

«Nacido de un aterrizaje forzado del autor en la isla de Guadalupe en un vuelo a Europa, El siglo de las luces, fulgurante, lleno de microelocuencias, es un entretejido de muchos temas en numerosas claves y registros. Con todos sus defectos –sus amaneramientos, sus actitudes histriónicas, sus momentos de arteriosclerosis– es desde luego una impresionante arquitectura, increíblemente laberíntica, de aliento sostenido y erudita hasta el vértigo en materias tan diversas como la filosofía, las artes plásticas, la arqueología, la medicina y el ocultismo».

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