Pedro Monreal: ¿Necesita el bienestar social en Cuba el liderazgo de accionistas corporativos anónimos controlados por militares?

DD.HH. | 13 de agosto de 2025
©Hamlet Lavastida, S/T (2021; Malecón de La Habana) / FB de ‘Silent Specific’

El entramado corporativo de GAESA opera visiblemente como “big business”, pero su contribución al desarrollo, idealizada por la propaganda oficial, es tenue porque ha incrustado 2 grandes distorsiones estructurales: dolarización parcial y un patrón de inversiones deformado.

Una de las definiciones de desarrollo considera que este consiste en colocar un país en trayectorias ascendentes de complejidad tecnológica y organizativa. Es limitada porque se circunscribe al aspecto económico, pero sin esa base el desarrollo social es una quimera.

No existe evidencia pública, por muchas anécdotas que mencione el relato oficial, que valide la supuesta función de GAESA de “arrastre/ empuje” que cabría esperar de una gigantesca corporación pública que pudiera contribuir al desarrollo de la economía.

La operación de GAESA está afincada en una visión de monopolio, sin perder de vista que el monopolio es un tipo de estructura de mercado que potencia beneficios extraordinarios para las entidades que lo practican.

GAESA es piedra angular de la estructura monopolista del mercado interno dolarizado y es punta de lanza para su constante expansión. Contrasta la perspicacia mercantil que despliega en comparación con la encartonada gestión que predomina en “la empresa estatal socialista”.

Es problemática la imagen que oficialmente intenta venderse de GAESA como “vaca lechera” de divisas para el funcionamiento del Estado. Es visible su gran capacidad de “extracción” de divisas, pero es borroso su “aporte” en divisas a bienes y servicios públicos.

Ni la principal fuente de ingresos internos en divisas de GAESA es la retribución por el trabajo de los residentes en Cuba, ni el destino final de buena parte de las divisas que “recupera” parece estar por fuera de su esquema relativamente “cerrado” de negocios.

Ese esquema incluye permisividad oficial en la asignación de divisas porque GAESA puede usar directamente las divisas que capta para reponer inventarios y para sostener a largo plazo una excesiva inversión asociada principalmente al turismo.

No existen datos desglosados de flujos de divisas que permitan conocer con precisión cómo pudiera funcionar una eventual “doble vía” GAESA-presupuesto nacional, pero queda claro que un % muy alto de la inversión nacional beneficia directamente ese esquema corporativo.

Son poco creíbles las promesas oficiales de que la dolarización es pequeña y que financia ventas en moneda nacional. En el mejor de los casos, contrasta el “chorro” de la entrada de divisas al entramado de GAESA con el “goteo” que pudiera existir hacia la economía en pesos.

Beneficiándose de mercados dolarizados que desconectan los ingresos del trabajo del bienestar familiar y aprovechándose de un retorcido patrón de inversiones, el entramado de GAESA no tiene incentivos para la desaparición de dos distorsiones que obstaculizan el desarrollo.

El gobierno cubano abandonó en el primer round su pelea por la unificación monetaria y cambiaria que había prometido con el “ordenamiento” de 2021. Una hipótesis provocadora es que GAESA fue probablemente el principal vencedor de aquel “abandono”.

Al haberse mantenido en un pedestal relativamente aislado del descalabro de la economía en moneda nacional, GAESA se marcó una decisiva victoria corporativa a costa de una derrota estratégica de la política económica nacional.

El asunto de GAESA reviste alta sensibilidad política porque el partido comunista necesita “normalizar” un Leviatán corporativo militar como parte de la legitimación de su esquema de poder político. El asidero actual es la “economía de guerra” (“bloqueo” hiperbolizado).

GAESA es una estructura monopolista controlada por militares que normaliza -con disímiles argumentos- la suplantación de entidades civiles, indicando una simbiosis de poder político y de militares “disfrazados” de negociantes.

¿Necesita el bienestar social en Cuba el liderazgo de accionistas corporativos anónimos controlados por militares? Mi respuesta es un rotundo no por todo lo anteriormente expuesto, pero, en cualquier caso, escucharía posibles evidencias de argumentos contrarios.

Publicación fuente ‘X de Pedro Monreal’