Noticias: El régimen cubano hace público su programa para ‘corregir distorsiones’ / ‘Poco creíble’

Dos años después de haber anunciado su implementación, aunque sin precisar en qué consistía, el régimen cubano publicó el sábado 25 de octubre su «Programa de Gobierno para corregir distorsiones y reimpulsar la economía», que vendría a ser la presunta solución al fracaso de la denominada Tarea ordenamiento, el paquetazo económico aplicado a partir de 2021.
El documento, de casi un centenar de páginas, contiene diez objetivos generales que, a partir de la propuesta de «avanzar en la implementación del Programa de Estabilización Macroeconómica» del país (que consistiría en reactivar la moribunda economía) incluyen «incrementar y diversificar los ingresos externos» así como la «producción nacional, con énfasis en los alimentos».
Se suma a lo anterior «avanzar en el redimensionamiento, desarrollo y gestión de la empresa estatal socialista y los restantes actores económicos en su papel complementario»; en el «perfeccionamiento de la gestión estratégica para el desarrollo territorial» y en «la gestión de Gobierno, la Defensa y Seguridad Nacional», además de «consolidar y desarrollar las políticas sociales, garantizando la protección a personas, familias, hogares y comunidades en situación de vulnerabilidad», prevenir y reducir los delitos, recuperar el Sistema Electroenergético Nacional y «gestionar la ciencia e innovación, la comunicación social y la transformación digital».
Tales objetivos generales tendrían como eje, dice el documento, «la defensa y la seguridad nacional, en todos los niveles, en interés de salvaguardar la independencia, la integridad territorial, la soberanía y la paz».
No obstante, cuando indica las acciones para conseguir las metas, el programa menciona medidas que suponen en general subidas de precios o el fin de «gratuidades», como denomina el régimen a subsidios fundamentales para la mayoría de los cubanos, sumidos en la pobreza.
Por ejemplo, señala como interés «avanzar en el cumplimiento del principio de subsidiar personas que lo requieran, cuando corresponda, y no productos», uno de los lemas de la gestión de Raúl Castro hace más de una década, o la «actualización del costo de la canasta familiar normada».
Incluye también «nuevas medidas para incentivar el ahorro de electricidad, a partir de la actualización de las tarifas eléctricas», pese a que una de las medidas más impopulares del Ordenamiento fue la subida del valor de ese servicio, así como «tarifas actualizadas para los servicios de agua, transportación de pasajeros y cargas, entre otras».
Se suma «mantener el monitoreo, para proponer la actualización de los precios minoristas de los combustibles, tomando como referencia el precio de venta en dólares de la región», luego de dolarizar hace más de un año la venta del combustible en muchas de las gasolineras del país.
El programa subraya la necesidad de disminuir los subsidios a las empresas estatales, sin los cuales muchas de ellas desaparecerían, y también «proponer acciones para el traspaso gradual del esquema presupuestado de la vivienda hacia un esquema empresarial autofinanciado»; «evaluar y proponer la extensión del pago de la contribución territorial a las personas naturales que realizan actividad económica»; «proponer nuevos tramos de cobros de peajes», y «presentar propuestas para la continuidad o no de la extensión de la prórroga de las exenciones arancelarias a la importación de alimentos, medicamentos, insumos médicos y aseo por las personas naturales», vigente desde 2021.
Aparece además «implementar la dolarización parcial de la economía dentro de los límites aprobados», a lo que se suma aplicar el Impuesto sobre Valor Agregado (IVA) anunciado el año pasado por las autoridades.
Se incluyen «intensificar las medidas de control de precios»; «proponer la regulación de precios máximos a nuevos productos de alta demanda de la población»; «realizar la evaluación y proponer actualización de precios y tarifas que se han quedado rezagados respecto a los niveles de inflación» y la implementación del nuevo mercado cambiario que, según se anunció meses atrás, debería operar antes que finalice 2025.
Llama la atención en el documento, cargado de medidas de control y con carácter recaudatorio y financiero, la ausencia de acciones de carácter productivo que incrementen la riqueza del país. En lo referido a la industria azucarera, hundida a niveles de producción del siglo XIX, se limita a proponer, entre varias cuestiones de carácter organizativo, «cumplir el plan de siembra de caña» y «el plan de producción de azúcar».
Contradictoriamente, en el apartado destinado a la solución de la grave crisis eléctrica que vive Cuba, una de las medidas propuestas es «generar electricidad a partir de biomasa cañera».
En lo referido a la defensa y la seguridad del Estado, el programa menciona el «establecimiento y estado del completamiento y preparación de las brigadas de producción y defensa, así como de los destacamentos de respuesta rápida». Estos últimos, grupos paramilitares organizados por el régimen que suelen agredir las protestas pacíficas de los cubanos o participar en «actos de repudio» contra opositores y activistas.
El economista cubano Pedro Monreal calificó el programa oficial como «innecesariamente disperso, con deficiente definición de metas e indicadores, imprecisa descripción de acciones, y metas poco creíbles».
El doctor en Ciencias Económicas por la Universidad de La Habana, residente en Madrid, advierte que «sobrestima el Gobierno cubano su competencia para la gestión pública cuando presenta un programa de diez objetivos generales, 106 objetivos específicos, 327 acciones y 257 metas e indicadores».
«Cosas menos complejas no han podido ser gestionadas en plazos mayores», recuerda.
«El programa parece reflejar un proceso burocrático de tipo ‘árbol de Navidad’, en el que cada ministerio ‘enganchó’ componentes sectoriales, sobrecargando un programa que debió funcionar como una matriz entendible y no como una colección de artefactos sectoriales».
«La integralidad de un programa referido a la complejidad de una economía requiere entender y medir dinámicas e interacciones fundamentales, algo muy diferente a colocar en un documento un abigarrado listado de deseos y acciones genéricas», señala.
«Probablemente la deficiencia técnica más importante del programa ha sido no diferenciar entre metas e indicadores. Los objetivos expresan una dimensión normativa (lo que debería ser) y las metas cuantifican objetivos enmarcados temporalmente», advierte.
«Los indicadores expresan el tipo de dato utilizado para darle seguimiento al proceso de avance hacia las metas, pero el programa oficial presentado mezcla metas e indicadores, debilitando la robustez técnica que debería esperarse de un programa de gobierno», enfatiza.
En cuanto a las cifras que maneja el documento, apunta Monreal que «las metas relativas a la estabilización macroeconómica son muy incompletas porque no incluyen tasa de crecimiento del PIB, tasa de inversión, balanza de pagos, variación de agregados monetarios y reservas internacionales de divisas».
«No se establecen metas ni se definen indicadores en relación con dos importantes problemas sociales: pobreza (vulnerabilidad) y desigualdad, a pesar de que pudiera haberse adoptado la metodología de CEPAL respecto a ambos temas».
Para el economista, «no parecen creíbles las metas de producción de viandas, arroz, cítricos y frutas, carne de cerdo en pie, y huevos, cuando se toman como referentes los datos oficiales de 2023 (los más recientes)».
Y finaliza: «El programa no identifica los recursos que estarían disponibles para implementar las acciones previstas, con la única excepción del financiamiento para la Unión Eléctrica. Un programa económico no es creíble sin identificar el financiamiento que lo apoya».
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Publicación fuente Diario de Cuba
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