Carlos Olivares Baró: Entrevista a Rafael Rojas / ‘Las revoluciones no sólo se luchan con armas, también con ideas’

El historiador, ensayista y académico cubano-mexicano Rafael Rojas (Santa Clara, Cuba, 1965) suma a su bibliografía La historia como arma. Los intelectuales latinoamericanos y la Guerra Fría (Siglo XXI editores, 2025), ensayo social que se imbuye en el periodo entre la caída del nazismo y el derrumbe del Muro de Berlín, cuando las disputas ideológicas derivadas de la Guerra Fría determinaron el rumbo del debate público en América Latina.
Rafael Rojas explora las controversias que marcaron la historiografía y todo tipo de medios de comunicación, desde las revistas culturales hasta los ensayos del campo intelectual latinoamericano entre los años cincuenta y ochenta en New Left Review, Cuadernos Americanos y Casa de las Américas con la presencia de ensayistas como Eduardo Galeano, Marta Harnecker, Alejo Carpentier, Ángel Rama, Roberto Fernández Retamar o Vania Bambirra, entre otros más.
“Es una continuación de La polis literaria (2018) y de Combates por la historia. Los tres redundan en el mismo tema: los debates intelectuales de la Guerra Fría en América Latina. En el primero estudio las discusiones del boom de la novela latinoamericana; en el segundo, la forma en que la historiografía académica representó el pasado de la región. En éste, me detengo en algunos ensayistas y críticos muy leídos entonces”, dijo a La Razón.
¿Protagonismo y acciones de intelectuales como Carpentier, Galeano, Rama o Rodríguez Monegal durante la Guerra Fría?
Rodríguez Monegal, Rama y Carpentier tuvieron visiones distintas de la literatura latinoamericana en la Guerra Fría y defendieron, también, arquetipos contrapuestos del intelectual. El libro explora esas diferencias, pero analiza también ensayos más sociales, como los de la brasileña Vania Bambirra o la chilena Marta Harnecker, dos marxistas que, aunque apoyaron los mismos procesos revolucionarios en Cuba, Chile y Nicaragua, divergieron.
¿Una definición y precisión del ‘latinoamericanismo’?
El libro propone que la Guerra Fría acentuó el latinoamericanismo, pero lo modificó sustancialmente. Después de los años 60 y 70 dejó de escribirse de la identidad latinoamericana a la manera de Vasconcelos, Reyes, Henríquez Ureña y otros ensayistas de la primera mitad del siglo XX. El latinoamericanismo de la Guerra Fría buscó, a la vez, un distanciamiento del paradigma soviético y del liberalismo occidental.
¿Papel del Tercer Mundo y la Nueva Izquierda?
En éste y otros estudios recientes propongo distinguir la ideología descolonizadora de la Nueva Izquierda en los años 50 y 60 del tercermundismo respaldado por la URSS entre los años 70 y 80. El primero no era necesariamente antioccidental y el segundo era mucho más leal al Kremlin que en los tiempos de Mao, Tito o el Che Guevara.
¿El ‘modelo socialista de desarrollo’ da cuenta de la ‘mundialización’ de la Guerra Fría?
Desde la caída del muro de Berlín, el latinoamericanismo intelectual ha entrado en una crisis irreversible. Ya no se han escrito ensayos equivalentes, en capacidad de integración y representación, como La ciudad letrada (1984) de Rama. Las transiciones democráticas de fines del siglo XX fueron incapaces de crear un relato tan atractivo e identificador como el de las revoluciones de la Guerra Fría.
¿Ecos de la Guerra Fría en el plano geopolítico en estas dos décadas del siglo XXI?
A falta de un discurso latinoamericanista sofisticado, capaz de dar cuenta de una experiencia histórica común, se han maquillado las viejas ideologías nacionalistas y se ha construido lo que el crítico cubano Iván de la Nuez llama una “iconocracia”. Una especie de mural abigarrado o parque temático de las revoluciones muertas donde se superponen los rostros del Che Guevara y Salvador Allende o de Fidel Castro y Hugo Chávez. Las revoluciones no sólo se luchan con armas, sino también con ideas.
Publicación fuente ‘La Razón de México’
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