Diego Santana: Entrevista al Dr. Tony Guedes / ‘Mientras el régimen actual esté vigente, la situación sanitaria de Cuba será cada vez más insostenible’

El resquebrajamiento integral del sistema de salud cubano es un hecho incuestionable, pero la verdad necesita hechos que la demuestren, necesita el análisis mesurado para saber qué hacer con ella, cómo utilizarla para revertir el caos circundante en el que la Isla se subsume de forma cada vez más acelerada. Buena parte de dichas verdades, de las referidas al sistema de salud y la urgencia de su desmitificación, las analiza el médico cubano exiliado Antonio (Tony) Guedes en su más reciente libro Del dicho al hecho. La leyenda de la sanidad en Cuba 1902-2024.
El autor, quien fue miembro de la Junta Directiva del Partido Popular (PP) en Madrid y director médico del Centro de Salud de Orcasur, en la misma ciudad, público Hoy como ayer. Memorias en 2020, luego de trabajar en el texto durante más de diez años. Su recorrido político estuvo ligado, además, al intelectual cubano Carlos Alberto Montaner, junto a quien fundó, en 1990, el partido Unión Liberal Cubana, del que llegó a ser vicepresidente, primero, y presidente, después. Asimismo, es miembro del Comité Cubano Pro Derechos Humanos en Madrid y de la de Asociación Internacional Liberal.
Sobre Del dicho al hecho. La leyenda de la sanidad en Cuba 1902-2024, en el que revisita más de 100 años de historia y afirma tajante que «la sanidad cubana es una debacle cada vez mayor y más grave», Guedes conversa con Diario de Cuba.
La tesis del estudio es que «Cuba no es una ‘potencia médica’ tal como intenta trasmitir el Gobierno cubano instaurado en 1959». Si bien el libro es exhaustivo en demostrarla, ¿cuáles son los principales elementos que sostienen tal afirmación?
Los éxitos y logros sanitarios cubanos que se dieron en la etapa «revolucionaria» tienen en primer lugar una base de desarrollo importante ―y de vanguardia― en la Cuba de 1902-1958. Están, además, mediatizados y soportados por la abundante y continuada ayuda que el Gobierno de la Isla recibió de la Unión Soviética y de los países del bloque de Europa del Este. Cuba recibió del subsidio soviético, según la auditoria de la historiadora rusa Irina Zorina, más de 100.000 millones de dólares en total, cifra que multiplica por ocho el monto del Plan Marshall destinado a reconstruir toda Europa después de la Segunda Guerra Mundial.
El desarrollo tecnológico y el hallazgo de nuevos medicamentos y vacunas que han surgido a nivel mundial en los últimos 65 años favorece de alguna manera también al sistema sanitario de Cuba, como al de muchos otros países, pero no puede presentarse como un logro nacional. En segundo lugar no hay que obviar que, para mostrar los presuntos logros de la manera que lo hace, el Estado cubano ha sacrificado a todo un pueblo negándole la libertad, destruyendo su riqueza, paralizando su iniciativa, dañando sus valores y silenciando el desarrollo sanitario de Cuba desde 1902 a 1958, y ocultando, a su vez, los elementos negativos de la sanidad actual, que lleva a una debacle progresiva.
Si se vive la realidad de la sanidad cubana, día a día, más allá de los datos oficiales, si nos guiáramos por testimonios, publicaciones, informes y vivencias independientes al Gobierno, el panorama de la sanidad cubana es aún peor. En tercer lugar, el Gobierno cubano justifica sus presentaciones triunfalistas manipulando las estadísticas y construyendo para la exportación una imagen que no se corresponde con la realidad.
Durante años, el castrismo ha sido hábil en el relato de que la salud de la Isla tiene (o tuvo) un nivel primermundista. ¿Qué importancia tiene contrapuntear con ese relato y, con hechos concretos, «sacarle los colores» al régimen?
Porque es muy importante decir la verdad, ante el «mito» de la salud que el Gobierno cubano que comenzó en el año 1959 presenta orgullosamente al mundo como sus «logros». Hay que desmontar el relato oficial, para no engañar ni al cubano ni a los organismos internacionales ―que no cuestionan la versión estatal―, como tampoco a la opinión pública internacional. Es fundamental demostrar con datos objetivos publicados por organismos internacionales y por el Gobierno cubano, que ese régimen es extremadamente ineficaz incluso en lo sanitario.
Se deben denunciar las desigualdades entre el pueblo y la «nueva clase» y los extranjeros y el engaño en la imagen que exportan, que se hace más inmoral cuando se predica hipócritamente que se ha conseguido instaurar una sociedad de igualdad. Es esencial trasmitir, principalmente a los latinoamericanos y a los pueblos no desarrollados, que ese sistema no es la solución a sus graves problemas sanitarios y cuál ha sido la situación de Cuba antes y después de 1959. De esta forma contribuir a no dejarse engañar y evitar que intenten aplicar en sus países la realidad cubana, que ya desgraciadamente hay países que imitan.
¿Cómo lograr que los organismos internaciones dejen de creer este relato y cuestionen la crisis total del sistema cubano de salud?
No es fácil desmontar este relato, por varias razones, entre ellas porque los «mitos» los suelen creer los ignorantes, y aún más los mal intencionados. Por otra parte, hay todo un aparato creado por el régimen cubano de penetración, manipulación e intereses en los organismos internacionales. Pero hay que intentar ir derribando ese muro, con pedagogía, haciendo estudios objetivos y publicándolos. Es un trabajo sistemático, académico y constante. También señalaría la importancia de ir creando redes de apoyo en esos organismos, buscando y consolidando amigos en ONG, gobiernos, medios de comunicación y participando en congresos, seminarios y todo evento relacionado.
En el libro también analiza el estado sanitario de Cuba antes de 1959. Más de 65 años después, y obviando el inevitable avance científico, ¿es mejor o peor el sistema de salud cubano a día de hoy? ¿Le debe algo la salud pública cubana de hoy al sistema prerrevolucionario?
A día de hoy, si lo comparamos a unas décadas atrás, el sistema sanitario cubano es una debacle, como toda la situación de Cuba, lo que demuestra que los llamados «logros» se debían más a las ayudas que a méritos del régimen cubano. El campo sanitario en la Cuba de los años 50 del siglo XX es uno de los más desconocidos por el mundo. El país era uno de los más avanzados de América Latina y, sin duda, mucho más que todos los vecinos centroamericanos y del Caribe. En el libro, dedico la introducción y la primera parte para demostrar con datos objetivos la situación de Cuba antes de 1959, realidad silenciada por el actual Gobierno cubano.
En el libro afirma que «la sanidad cubana es una debacle –cada vez mayor y más grave con el paso de los años». Teniendo este panorama, ¿cuál cree que será el panorama del sistema sanitario cubano en los próximos años? ¿Cuáles serían las acciones prioritarias para su reconstrucción?
Mientras el régimen actual esté vigente, la situación sanitaria del país, como todo, será cada vez más precaria e insostenible. Será necesario una combinación de factores para su reconstrucción, el principal, una sociedad libre donde se genere riqueza. El sistema sanitario tendrá que ser público, con sociedades, mutualidades, privado, concertados, etc. Modelos hay varios.
Otros países han conseguido éxitos y hoy están mejores que Cuba, como son los casos de Costa Rica, Chile y España, que partían de una situación inferior a Cuba al comienzo de la década de los 60. Otro ejemplo es el de la isla Taiwán, también «asediada por un gigante implacable», China. Taiwán fue capaz de sobreponerse a la necesidad de emplear buena parte de su presupuesto a la guerra y, a pesar de todos los obstáculos, asedios y bloqueos, ha llegado a convertirse en uno de los países más desarrollados de Asia.
Dr. Antonio Guedes Sánchez, Del dicho al hecho. La leyenda de la sanidad en Cuba 1902-2024 (Madrid, 2025).
Publicación fuente ‘Diario de Cuba’
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