José Antonio Michelena: Diálogo con el pintor César Leal / ‘Pintar a ritmo de rock’

Artes visuales | Memoria | 3 de diciembre de 2025
©César Leal, ‘Autorretrato con cataratas’, 2022

Los días 10 y 11 de mayo de 2022 se inauguraron en La Habana dos exposiciones del reconocido artista visual César Leal Jiménez. Las muestras tuvieron lugar en dos espacios diversos: el Centro Provincial de Artes Plásticas y Diseño (Luz y Oficios, La Habana Vieja) y la Casa-taller Antonia Eiriz (reparto Juanelo, San Miguel del Padrón).

Mientras que en el primer sitio se pudo apreciar una antología de la obra gráfica (carteles y litografías) del artista; en el segundo se exhibió su producción en el tiempo de la pandemia del coronavirus: crayola y acrílico sobre cartulinas y lienzos vírgenes.

Ambas exposiciones fueron parte de la misma curaduría, realizada por Mabel Martín, Maritza Hidalgo-Gato y Dayana Báez bajo el título de Memorias… al margen. En tanto la obra de César Leal acusaba una prolongada ausencia de las galerías, el hecho resultaba ―por la importancia del creador― una suerte de acontecimiento cultural, aunque no recibiera apenas atención mediática. Como es conocido, César Leal falleció en diciembre de 2024, por lo que esas exposiciones se convirtieron en las últimas en vida del artista.

En junio de 2022, la oficina cubana de la agencia Inter Press Service (IPS) publicó en su sitio Web la entrevista que le realicé a César después que visité ambas exposiciones y de haber estado presente en la apertura de la realizada en la Casa-taller Antonia Eiriz. Supongo que haya sido también su última entrevista.

César Leal acudió a la cita en el reparto Juanelo vestido con un pulóver rockero y charló, de manera jovial, desenfadada, sobre su trayectoria profesional, métodos de trabajo, visión del arte, y concepciones estéticas. Unos días más tarde respondió mis preguntas.

©Cartel de la exposición ‘Memorias… al margen’, 2022

César, en esta muestra, tanto en las cartulinas como en los lienzos, hay una diversidad temática (amor, sexo, género, violencia, autoritarismo, tecnología…) y emocional (desde la quietud hasta la exasperación y el grito) en las figuras representadas con muy variados tintes de humor. ¿Puedes hablar de eso? ¿Son el reflejo de tus estados de ánimo en los últimos dos años? ¿Tu respuesta al encierro?

No descarto ninguna de las influencias que me han motivado a pintar los diversos temas y contenidos de mis obras; tanto los motivos personales como los de índole estética, política, social, o simplemente los que respondan a mis imperativos expresivos como artista y los que competen a cualquier ser humano que viva dentro de la misma realidad material.

Pero la ventaja de expresarlos particularmente como artista en activo, con una formación aún evolucionando desde hace más de cincuenta años, me aportan las aprendidas herramientas técnicas de las artes plásticas, las experiencias adquiridas como individuo, con suficiente edad para haber madurado algo (si no lo suficiente), más mi formación literaria personal como licenciado en periodismo, y la conciencia de que ser periodista al igual que artista, constituye comunicación de ideas, tanto vitales como artísticas, ergo estéticas.

Como nada humano me es ajeno, frase que casi todos conocemos y asumimos, me valgo de todos los estilos, tendencias y movimientos artísticos para expresarme, sin adscribirme a ninguno. De ahí que, como decía Picasso, mi «estilo» es no tener uno solamente, sino la variedad y posibilidades de cada uno, sin exclusión de ninguno.

Un artista como tú, con un recorrido de más de cinco décadas en las artes visuales, cómo mantiene viva la necesidad de crear, ¿qué la alimenta y sostiene cada día?

El arte en general es mi principal refugio personal, especialmente las artes visuales; pero las demás manifestaciones influyen positivamente en mis momentos de soledad necesaria frente al lienzo, la cartulina o la piedra litográfica.

La música en particular, incluida por supuesto la música clásica, el jazz y varios otros géneros, me son afines y complementan mi creación. Desde hace tiempo me he enfocado en las diversas formas musicales del rock, porque el hard metal y el heavy metal me ayudan a evitar la depresión que a veces me asalta, por las injusticias políticas, sociales y de la vida misma. Cuando me despierto y escucho un tema de AC/DC, salto animado de la cama para enfrentar el día. Incluso, escucho música rock durante mis sesiones de trabajo artístico, para que interactúe con mi estado de ánimo y me sugiera cómo abordar las formas y contenidos que quiero expresar en mis mensajes y el nivel de comunicación de los mismos.

La música y todas las formas del buen arte son las mejores compañías que podemos disfrutar en estos tiempos de evidentes contradicciones de todo tipo, y de crisis del proclamado humanismo.

Tú has vivido en Regla durante los últimos treinta años. Allí has creado una buena parte de tu obra, pero también desarrollaste un vigoroso proyecto comunitario. ¿Qué nos puedes decir al respecto?

Cierto. Llegué a Regla en 1991 para vivir en un apartamento de microbrigada, en el que permanecí hasta el año 2011, cuando me mudé para la casona que fuera el Hogar Materno municipal, ubicada en la calle Martí, número 221. Durante seis meses me enfoqué en reparar la casa para hacerla habitable y en junio de 2011 inauguré mi proyecto comunitario, al que nombré «Galería, Taller y Escuela de Artes Plásticas de César Leal». Entonces comenzaron a llegar alumnos de varios territorios a recibir clases de dibujo y pintura, gratuitamente, con el objetivo de preparase para los exámenes de admisión en la Academia de Artes Plásticas San Alejandro.

Debo apuntar que muchos de los logros pedagógicos y las actividades con los niños y adolescentes que fueron mis alumnos, se debieron también a la participación de la pintora y diseñadora Loida Martínez, quien me asistió con el numeroso grupo de estudiantes que se reunían en mi casa tres veces a la semana. Así estuvimos por mucho tiempo sin recibir remuneración económica alguna por el tiempo de vida y de profesión dedicado a enseñar; después tuvimos un humilde salario, casi simbólico.

En los comienzos del proyecto, durante unos tres años, como no contábamos con apoyo material del estado, tuve que disponer de mis propios materiales de artes plásticas para que los utilizaran los alumnos; hasta que nos visitó un grupo de norteamericanos —liderados por el promotor artístico Michael Reese— interesados en el desarrollo de la pedagogía y el arte cubanos.

Ellos vinieron desde Columbus, Ohio, cargados con acuarelas, temperas, crayolas verdaderas, acrílicos, y un sin número de pinceles, lápices y muchos otros materiales necesarios. Desde aquel momento se convirtieron en nuestros mecenas; nos ayudaron a montar exposiciones y organizar eventos hasta lograr que nuestro proyecto comunitario fuera el de mayor impacto cultural y social en Regla y sus alrededores.

De más está decir que nuestros estudiantes ganaron la mayoría de los concursos infantiles y juveniles de artes plásticas de La Habana, incluso algunos nacionales e internacionales.

Al llegar el 2020, y con él la pandemia de la Covid-19, todo se paralizó, incluyendo mi proyecto; los solidarios y desinteresados amigos norteamericanos ya no pudieron volver a Cuba; y así como comenzaron a escasear los alimentos, las medicinas, los artículos de aseo personal, los materiales de artes plásticas, ya escasos antes, desaparecieron de la única tienda que los vendía en La Habana.

Junto con todo lo que desapareció de nuestro mundo material, desapareció mi proyecto comunitario, por falta de presupuesto y de apoyo humanitario imprescindible ya que nuestros alumnos procedían de algunos de los sectores sociales más pobres de la ciudad; por tanto, incapaces de contar con recursos suficientes para autoabastecerse de materiales, muchos sueños infantiles de convertirse en artista quedaron truncos.

Ver morir gradualmente mi proyecto comunitario fue frustrante y doloroso, porque creo que este contribuyó a incrementar, en nuestro municipio de residencia, el interés por el arte, la literatura y la cultura en general. Quizás algún día ese interés se restablezca, así como las conciencias ahora afectadas por la desidia, el extremo economicismo y el burdo materialismo; las que no perciben que, precisamente la cultura, es la que puede enriquecer material y espiritualmente a un país. Como pensamos todos los optimistas con argumentos para serlo: «vendrán tiempos mejores» y «ojos verán».

Como creador, en Regla realicé un volumen importante de obras artísticas, con nuevos contenidos, técnicas, mensajes sociales, políticos y de diversos temas humanos relacionados con la realidad que nos rodea. Las abordé con un complejo grado de exigencia estética y morfológica, dentro de las que entraron muchísimas tendencias figurativas, movimientos artísticos, incluso divergentes; todos los recursos de los que me pude valer para crear sin deudas ni compromisos con academias, fórmulas complacientes, ni con propósitos comerciales oportunistas, sino solo los de la plena independencia individual. Fueron, y aún son, ejercicios pictóricos en los que muestro los diversos grados de experimentación volitiva dentro del concepto más abierto posible de la libertad de creación, de los parámetros de la formación recibida, y de las experiencias obtenidas en mi especialidad durante más de cincuenta años.

©Leal, ‘El autor intelectual’, 1973

Post Scriptum 1

Lo que sigue, son las anotaciones que realicé durante la charla que ofreció César Leal en Juanelo:

«Soy un rocket empedernido desde siempre, y he ido incorporando en mi gusto todos los géneros del rock, evolucionando. Lo mismo ha sido con las artes plásticas. Siempre he admirado los creadores que se proponen retos. Que no se quedan en el arquetipo. El artista debe incorporar sus conceptos, su cultura, en su obra».

«Mi motivación es no quedarme estático. Siempre estoy investigando, dudo de todo y nada humano me es ajeno. Estoy abierto a diversas experiencias en el mundo del arte. Creo en la intuición. Aunque tenga un plan creativo, ese plan se transforma en el proceso de trabajo. En dependencia de mi estado emocional es la música que pongo para crear. Entonces, la energía que me genera la música clásica es diferente a lo que me genera el heavy metal. Uno debe atender su experiencia en función de su expresión».

«Yo no me estoy preguntando qué elementos son esos que se me aparecen cuando construyo una obra; por ejemplo, un autorretrato, qué es eso que le afecta a la psiquis. Yo lo pinto. Por algo me viene la idea. Y escucho mucho a la intuición. Si ella me dice que lo que estoy haciendo debe inclinarse a lo figurativo, así lo hago».

«En la Escuela Nacional de Arte descubrí el arte moderno y a los artistas de las vanguardias a través de las conferencias de Ricardo Porro, y comencé a cambiar mi pensamiento». 

«Yo creo en mí, en mi desarrollo, en la necesidad de aportar a mis semejantes. Me creo un eterno aprendiz. Nunca cierro ciclos, los dejo abiertos».

«Soy un artista bidimensional. Me gusta enseñar y aprendo de mis alumnos».

Según Mabel Martín y Maritza Hidalgo-Gato la idea inicial de la curaduría iba a ser con la obra gráfica, pero cuando fueron a casa de César se encontraron con una apreciable cantidad de obras creadas durante los últimos dos años. Eran piezas hechas con materiales no convencionales porque durante el proceso de ejecución se le fueron terminando. Entonces ellas decidieron que donde mejor se insertaban era en la Casa-taller Antonia Eiriz, mientras en Luz y Oficios ofrecerían una retrospectiva de carteles y litografías desde 1966 hasta 2019.

©Leal, ‘Hombre integral monocromático’, 2003

Post Scriptum 2

La última publicación de César Leal en su perfil de Facebook fue el 22 de diciembre de 2024. Allí decía [dice]:

«Mi fiel Simba [su gato] me acompaña en el doloroso proceso de curación de la infección urinaria por el que ahora transito. Está haciendo lo posible por medio de amor, sus talentos energéticos y espirituales, para que me restaure y recupere lo antes posible».

Un día después, murió. Desafortunadamente para él, no vinieron «tiempos mejores».