Ciento dieciocho años después de su caída “de cara al sol”, en la ribera del Contramaestre, el apóstol de la independencia cubana parece aún revelar detalles sobre el misterio mismo de su muerte. Un análisis minucioso de los originales de la autopsia hecha por el doctor Pablo Valencia, el 23 de mayo de 1895, descubre la trayectoria de los proyectiles, y por tanto, los posibles órganos involucrados y hasta la localización de los soldados enemigos cuando se produce la muerte del “delegado” del Partido Revolucionario Cubano. Para seguir leyendo…
Responder