¿Qué haría la Kodama si alguien en Cuba resolviera “engordar”, pongamos, “Funes, el memorioso”?, ¿a quién apelaría en este territorio de nadie que todo lo transforma en caricatura? Imagino a María Kodama y a Bárbara Jacobs, la viuda de Augusto Monterroso, por los pasillos del Ministerio Cubano de Justicia con una larga lista de plagiarios. La viuda de Monterroso interpelando a María Esther Reus: “¿A usted esto no le parece una falta de respeto?”, y acto seguido lee: “Cuando despertó, la erección todavía estaba ahí” (“Minifalda”, de Diusmel Machado); o este otro: “Cuando el dinosaurio despertó… se vio ya en todos los museos” (“Cronológico”, de Leandro E. Hidalgo). Sigo: “Cuando despertó, ni el dinosaurio, ni sus zapatos, estaban allí” (“Dinosaurio + resaca”, de Raciel R. Prat). Este vendría muy bien para la nueva embajada cubana en Washington: “Cuando despertó, el Capitalismo todavía estaba ahí”. Para seguir leyendo…
Responder