Si no anda de viaje por el extranjero, es fácil dar con
en La Habana: generalmente se le encuentra en el estudio de Miramar o en su domicilio, en el Casino Deportivo. En este último, desde el portal donde rara vez alguien se sienta te recibe un longevo bichón habanero, de ojos nublados por las cataratas, que extiende hacia ti su hocico húmedo. La escasez de mobiliario —el imprescindible para que se acomoden las visitas— favorece la perspectiva del salón principal, en cuyos muros de color arena cuelgan transitoriamente obras del artista. Para seguir leyendo…
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