Mientras desde el exilio se gastan millones de dólares al año que se disuelven por enredados caminos burocráticos, no se ha impulsado la creación de una industria fílmica que desmantele la hegemonía totalitaria en la difusión de contenido al interior de la Isla. Esta situación no deja de ser paradójica, si se tiene en cuenta que en la diáspora se encuentra la inmensa mayoría de los mejores creadores, músicos, actores, guionistas, historiadores y técnicos relacionados con el cine, la televisión y la producción audiovisual. Para seguir leyendo…
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