«Los estadounidenses que volaron a Cuba después de que el mercado abrió el año pasado rápidamente descubrieron que no hay mucho que hacer allí», agrega Forbes. A estos factores atribuye la publicación el hecho de que «las aerolíneas estadounidenses se tropiecen unas con otras para salir de Cuba» y la disminución en un 20% de la capacidad aérea para este próximo otoño. Para seguir leyendo…
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