El Campismo Popular sirvió también para promocionar los logros «revolucionarios». Se insertó en la línea tradicional de presentar a Cuba como la panacea a un mundo de crisis y guerras. De esta forma, el Plan cumplió un papel doblemente «revolucionario». Por un lado, se convirtió en la alternativa forzada (aunque presentada como privilegio) para los cubanos expulsados de hoteles e instalaciones turísticas. Por el otro, propició un entorno de libertad y contacto con la naturaleza para el adoctrinamiento de la juventud. Un claro ejemplo de cómo unir lo útil y lo ¿agradable? Para seguir leyendo…
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