Mientras la agricultura cubana siga dependiendo de la administración directa del estado cubano seguiremos en la “angustia cotidiana” para lograr la alimentación diaria. No hay ninguna justificación plausible para proponer medidas erráticas que no resuelven los problemas estructurales de la agricultura e incrementar un control asfixiante y no regulaciones sensatas. La evidencia es que el gobierno, el estado y los funcionarios públicos son incompetentes para esta tarea como para las demás. El país sigue en el “abismo”. Para seguir leyendo…
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