Estos son, dicho en cubano, muñequitos. Aunque no broten en ellos relámpagos o rayos, ni sobresalgan de la página las onomatopeyas. Aunque no haya un zas ni un bomb, y ni siquiera un glup. Tampoco superhéroes, ni una civilización en peligro y a punto de perderse. Por el contrario: la única salvación del género humano pareciera residir en esa isla a la que llega al inicio de esta historia la adolescente protagonista, y en la que vivirá y se educará durante años. Para seguir leyendo…
Responder