Sus imágenes, admonitorias sobre los peligros de la burocratización espiritual, se colocan en una línea temporal junto al filme cubano La muerte de un burócrata (1964) de Tomás Gutiérrez Alea. Un hombre sin ojos y con cuerpo de ladrillo, contra un fondo de colores extraído de la arquitectura popular, confiesa: “Mi suerte está en mi corazón, mi casa soy yo”. Otro, desnudo y de espaldas, y de aspecto similar al artista, intenta equilibrar sus pies sobre dos caminos que se enredan y anudan como cuerdas flojas. El humor de Cárdenas, intolerable para los cardenales de la pureza ideológica, mezcla la consigna “Resistir, luchar, vencer” con la escatología y la salacidad callejeras… Para seguir leyendo…
1 comentario
Maldito Menendez | 14/09/2017 - 01:09:51
Lo comparto porque trata de Carlos Cárdenas, uno de los grandes del #artecubano en el #exilio, pero debo advertirles que el que lo escribe, Abelardo Mena, es un agente del #g2. Este discípulo Sith de Gerardo Mosquera se dedica, en esta serie de artículos para #forbes, a re interpretar la obra de artistas gusanos con lecturas ambiguas que puedan ser entendidas como #arte de la #revolución por el público norteamericano y europeo. Esa es la nueva política cultural de la seguridad cubana: seducir y engañar a artistas cubanos del exilio para enredarlos en proyectos que legitiman a la dictadura castrista, abierta o subliminalmente. La generación de los 80 es trascendental en la historia de Cuba porque despertó y optó por la libertad, lejos de la isla. Ahora el g2 trata de corromper a los individuos, para tergiversar ese gesto colectivo y hacerlo pasar por una simple migración económica. Mi consejo a todos los colegas del exilio, es que no participen ni colaboren con nada que los involucre con el gobierno cubano, sus instituciones, artistas y curadores, pues la historia no los absolverá….
Lo comparto porque trata de Carlos Cárdenas, uno de los grandes del #artecubano en el #exilio, pero debo advertirles que el que lo escribe, Abelardo Mena, es un agente del #g2. Este discípulo Sith de Gerardo Mosquera se dedica, en esta serie de artículos para #forbes, a re interpretar la obra de artistas gusanos con lecturas ambiguas que puedan ser entendidas como #arte de la #revolución por el público norteamericano y europeo. Esa es la nueva política cultural de la seguridad cubana: seducir y engañar a artistas cubanos del exilio para enredarlos en proyectos que legitiman a la dictadura castrista, abierta o subliminalmente. La generación de los 80 es trascendental en la historia de Cuba porque despertó y optó por la libertad, lejos de la isla. Ahora el g2 trata de corromper a los individuos, para tergiversar ese gesto colectivo y hacerlo pasar por una simple migración económica. Mi consejo a todos los colegas del exilio, es que no participen ni colaboren con nada que los involucre con el gobierno cubano, sus instituciones, artistas y curadores, pues la historia no los absolverá….