Hay un arte que no necesita museos firmados por arquitectos estrella, ni patrocinadores, ni dinero público, ni ferias, ni bienales, ni comisarios de postín. Ese arte sólo necesita lectores y está en los libros. Desde estos, algunos escritores incluso han conseguido para el arte lo que buena parte de la vanguardia buscó obsesivamente sin alcanzarlo del todo: su más radical desmaterialización. Para seguir leyendo…
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