Que los habaneros no puedan, ni en tres vidas, comprar nada de lo que venden en estos mostradores de nuevo tipo es lo de menos. No se van a morir por eso. Lo grave es que las ganancias que podrían generar los convenios mixtos y las inversiones extranjeras a gran escala parecen destinadas cada día más a expandir la brecha entre los que deben seguir viviendo en socialismo y los que no, y que ninguno de los primeros tiene manera de fiscalizar adónde va ese dinero público, qué se hace con él. Para seguir leyendo…
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