Yo no creo en la revolución cubana, creo que es una falacia y no es nada de lo que se pensó en los 60 que sería. La revolución, desde el arte, se ve como un gran fracaso, como un sistema social y político que tiene que ser revalorado, redimensionado, repensado. Desde esa perspectiva de tratar de triturar la realidad y de criticar las imágenes que se nos imponen, es que yo construyo mi obra. Para seguir leyendo…
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