La “delegación de la sociedad civil” que prepara el Estado-Partido-Gobierno cubano reunida en el Teatro de la CTC, deliraba ante la respuesta del “diplomático”, más preparado para vociferar, faltar el respeto y ofender que para hacer diplomacia. Al dar a conocer esta información, el periódico Granma no se daba cuenta que estaba demostrando ante el mundo el carácter paraestatal y no precisamente civil de las organizaciones políticas y de masas, algo que sabemos todos los cubanos que a diario vemos cómo dichas instituciones no representan los intereses de sus afiliados, sino los del Estado ante los mismos. Para seguir leyendo…
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