Lo que realmente preocupa a los contertulios de Silvio Rodríguez es la coyuntura: el ascenso formal al frente del estado de Díaz Canel, y la manera como los sectores más conservadores (conservadores es en este caso una expresión piadosa) lo están acompañando. Y obviamente, la frustración de los críticos consentidos por no ser tomados en cuenta. Pues en última instancia una cualidad distintiva de todas estas personas es el deseo de ser incorporados a las toma de decisiones. Y para ello se arman de un discurso esclerótico frecuente en las páginas que usan: “unidad revolucionaria”, “unidad antimperialista”, “la transición socialista” (aunque sea vapuleada) o simplemente el enigmático “proyecto” que ya nadie imagina que cosa es y al que los cubanos deben ser fieles. Para seguir leyendo…
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