Ramos a través de una serie de imágenes en técnica mixta y lenguaje figurativo, recupera la sátira y el humor del artista Thomas Nast. Y lo hace para ironizar sobre el mandatario Donald Trump cuyas posiciones frente al fenómeno de la emigración, el machismo, la exclusión de las minorías, o la manipulación, revelan la debilidad del sistema democrático frente a las andanadas de los totalitarismos y el populismo más grotesco en el siglo XXI. Al mismo tiempo, hace un guiño al personaje El Bobo, de Eduardo Abela, que fue un ícono recurrente en muchas de las obras de Sandra Ramos en la década de 1990. Para seguir leyendo…
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