Casi por cada gesto de higienización y de “securitización” de la figura de Fidel Castro a nivel de representación, se producen otros que lo ponen en crisis y que transgreden la intocabilidad corporal de la figura. Más allá de los binarismos ideológicos que esto produce, habría que leer en clave productiva el trabajo de estas operaciones táctiles. Para seguir leyendo…
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