En el ámbito y en el territorio del arte concreto cubano (iniciado por Carmen Herrera, seguido por Mario Carreño, Sandú Darié, Luis Martínez Pedro e irradiado por Loló Soldevilla con el grupo Diez Pintores Concretos a finales de los cincuenta), la obra de Corratgé es ejemplar por su brillantez, su rigor, su exigencia, su continuidad, su exclusividad. Para seguir leyendo…
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