El estudio revela nuevos detalles, como que algunas víctimas quedaron expuestas a la fuente desconocida de sonido durante varias noches. Muchos, tratando de encontrar la fuente del ruido, quedaron más expuestos sin darse cuenta porque “el sonido los seguía”. Llama más la atención que los 25 afectados tenían anormalidades en los órganos otolíticos que componen el sistema vestibular del oído interno, que detectan la gravedad y ajustan la posición del cuerpo en el espacio, algo que no se reportó en el artículo publicado en JAMA. Para seguir leyendo…
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