No hay nada más triste que un joven haciendo cine “viejo” para ser asimilado por la industria. No hay nada más triste que reconocer las fórmulas del “género Sundance”, o del “género Cannes” en una película. Me viene a la mente ahora algo que dijo Godard: la cultura es norma, el arte es excepción. Cierto que Festivales como Sundance y Cannes programan películas más inteligentes que la media de Hollywood, pero por lo general evitan un cine verdaderamente incómodo. Es triste, pues la responsabilidad de un festival hoy en día (salvando algunas excepciones) parece ser más asegurar el cierto mínimo de interés comercial que no ahuyente a sus patrocinadores, y la corrección política de sus programas que asegurará un público comprometido con causas. Interesa, mucho más todo esto y mucho menos la integridad artística del proyecto. Para seguir leyendo…
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