¿Existe minimalismo en el cine cubano? Si analizamos nuestros clásicos, es casi imposible encontrar algunos rasgos de esta índole. Películas como Memorias del subdesarrollo, Lucía y Coffea Arabiga, todas de 1968, desde presupuestos estéticos dispares, hacen del exceso una virtud. Paroxismo de la puesta en escena, montaje vertiginoso, actuaciones expresionistas e hibridez genérica, así como ambiciones narrativas y conceptuales heredadas de la Nueva Ola Francesa, el neorrealismo reflexivo y ampuloso de Luchino Visconti y el Cinema Novo brasileño, componían un barroco entramado. Para seguir leyendo…
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