El poder del estado es mucho más sofisticado, más elaborado, más difuso en la medida en que la cooperación de la comunidad artística se genera a través de una serie de movimientos de ingeniería social, el límite de opciones y el atractivo de las recompensas. No se necesita censura cuando todos son autocensores. Aun así, “algunos de los artistas que se involucraron en la performance estaban envalentonados por la creencia generalizada de que la perestroika de estilo soviético llegaría a Cuba. En 1986, Castro anunció un plan para rectificar el socialismo cubano y algunos artistas lo vieron como una invitación a poder actuar como conciencia crítica de la sociedad. La escena artística de La Habana a fines de la década de 1980 fue el frente cultural más dinámico del país. Para seguir leyendo…
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