La mayoría de los cubanos exiliados tienen un compromiso admirable con la libertad y la democracia en Cuba. El cubano típico salta eufórico en las redes para condenar la injusticia en Cuba, pero que a nadie se le ocurra hablar mal de los Estados Unidos porque, bueno, este es el mejor de los mundos posibles. Y tal parece que en algún que otro certificado de naturalización había una cláusula de aceptación ciega de las políticas del país de acogida. Juro que he leído el mío, y no la hay. Para seguir leyendo…
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