Aquí los dejo con la respuesta del ensayista e investigador Carlos Aníbal Alonso al artículo del académico James Buckwalter-Arias sobre El dilema del financiamiento, publicado hace muy poco por La joven Cuba: «A los ojos del equidistante Buckwalter-Arias, Cuba y EE.UU. son “dos estados postmodernos que comparten, a pesar de los contrastes, un similar desprecio por las verdades verificables”, ambos ‘responsables de violaciones de derechos humanos, de violencias contra los ciudadanos, de racismo sistémico, de atropellos a la dignidad humana, de campañas de desinformación’” Para seguir leyendo…
1 comentario
James Buckwalter-Arias | 19/01/2021 - 10:01:19
Le agradezco a Carlos Aníbal Alonso la respuesta y la oportunidad de dialogar, y aprovecho para aclarar unos malentendidos. Lejos de constituir un ¨bulo difundido por los medios de propaganda castristas¨, la política derroquista, de un cambio de régimen en Cuba, ha sido objetivo central de la política estadounidense desde el memorandum 499 de Lester Mallory en el 1960, pasando por los ¨democracy-building efforts¨ de la ley Helms Burton en 1996, y hasta las ambiciones declaradas del entonces National Security Advisor John Bolton en 2019. Los ¨democracy-building efforts¨ que forman parte del objetivo derroquista, nos guste o no, incluyen ¨published and informational matter, such as books, videos, and cassettes¨. Es más, la crítica hacia el National Endowment for Democracy no empieza ni termina con Cuba. Ha habido varios intentos, desde su fundación en el 1983 bajo la administración del Presidente Reagan de ¨defund¨ o desfinanciar la NED, y los motivos tienen que ver con una historia turbia y en muchos casos violenta que rebasa el ámbito de la prensa independiente cubana. Yo apoyo esos intentos independientemente de mi perspectiva sobre la política estadounidense hacia Cuba. Por lo tanto, lejos de arremeter contra la prensa independiente cubana, la intención es abogar desde Estados Unidos para que se desliguen esos fondos por completo de una política fracasada y neocolonial. A mi me gustaría que de los impuestos que yo pago se dedique mucho más dinero (no menos) al periodismo independiente en otras partes del mundo, pero que se desligue por completo ese financiamiento de NED y de los objetivos del Departamento de Estado. Lejos de querer ver desamparados a los periodistas independientes cubanos, quisiera verlos mejor financiados—pero por organismos genuinamente independientes que ejercen criterios profesionales y no objetivos geopolíticos. Finalmente, lejos de recibir un ¨financiamiento millonario¨ de la poderosa iglesia Presbiteriana, para pagar ¨hipoteca, carro, vacaciones y vinos¨ (¡fabuloso delirio!) los small liberal arts colleges se mantienen a base de una matrícula que deja endeudados a los graduados (en un promedio de 27 mil dólares por estudiante) y lo más probable es que en los cinco a diez años venideros, una buena porción de estas instituciones cerrarán las puertas debido a dificultades económicas.
Le agradezco a Carlos Aníbal Alonso la respuesta y la oportunidad de dialogar, y aprovecho para aclarar unos malentendidos. Lejos de constituir un ¨bulo difundido por los medios de propaganda castristas¨, la política derroquista, de un cambio de régimen en Cuba, ha sido objetivo central de la política estadounidense desde el memorandum 499 de Lester Mallory en el 1960, pasando por los ¨democracy-building efforts¨ de la ley Helms Burton en 1996, y hasta las ambiciones declaradas del entonces National Security Advisor John Bolton en 2019. Los ¨democracy-building efforts¨ que forman parte del objetivo derroquista, nos guste o no, incluyen ¨published and informational matter, such as books, videos, and cassettes¨. Es más, la crítica hacia el National Endowment for Democracy no empieza ni termina con Cuba. Ha habido varios intentos, desde su fundación en el 1983 bajo la administración del Presidente Reagan de ¨defund¨ o desfinanciar la NED, y los motivos tienen que ver con una historia turbia y en muchos casos violenta que rebasa el ámbito de la prensa independiente cubana. Yo apoyo esos intentos independientemente de mi perspectiva sobre la política estadounidense hacia Cuba. Por lo tanto, lejos de arremeter contra la prensa independiente cubana, la intención es abogar desde Estados Unidos para que se desliguen esos fondos por completo de una política fracasada y neocolonial. A mi me gustaría que de los impuestos que yo pago se dedique mucho más dinero (no menos) al periodismo independiente en otras partes del mundo, pero que se desligue por completo ese financiamiento de NED y de los objetivos del Departamento de Estado. Lejos de querer ver desamparados a los periodistas independientes cubanos, quisiera verlos mejor financiados—pero por organismos genuinamente independientes que ejercen criterios profesionales y no objetivos geopolíticos. Finalmente, lejos de recibir un ¨financiamiento millonario¨ de la poderosa iglesia Presbiteriana, para pagar ¨hipoteca, carro, vacaciones y vinos¨ (¡fabuloso delirio!) los small liberal arts colleges se mantienen a base de una matrícula que deja endeudados a los graduados (en un promedio de 27 mil dólares por estudiante) y lo más probable es que en los cinco a diez años venideros, una buena porción de estas instituciones cerrarán las puertas debido a dificultades económicas.