Ninguna ley, ninguna Constitución que viole Derechos Humanos reconocidos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, será jamás legítima. Es el respeto y la protección de los Derechos Humanos lo que hace a un Estado, un Estado, y no cualquier otra aberración. Y no hay otra manera de conquistar los derechos que no son arbitrariamente negados si no es ejerciéndolos, si no es mediante la desobediencia civil a leyes injustas. Para seguir leyendo… (Imagen: A. C. Meriño Téllez).
Responder