Catálogos: Dos panfletos y medio / Arte cubano y realismo socialista en los 60/70 [Introducción: Carlos A. Aguilera]

Archivo | Artes visuales | Dokumentxs | 10 de octubre de 2025
©Fragmento del catálogo ‘Pintores y guerrillas’, de 1967

Si como afirman algunos de los ensayos de este largo dossier*, el concepto acuñado por Stalin para tachar de reaccionaria a gran parte de la vanguardia soviética no se convirtió nunca en Cuba en “dogma”, no es menos cierto que el Realismo Socialista en la isla sí funcionó como una política de Estado (una política de Estado que –y esto es un síntoma– circulaba también como una metafísica de Estado)[1], y sí se instrumentó como un discurso que señalaba los límites ideológicos de lo que se podía y no se podía hacer.

Por esta razón es que durante varios decenios han sido sublimadas las horribles Palabras a los intelectuales (en el 2021 incluso el gobierno cubano celebró a bombo y platillo su 60 aniversario), donde la frontera cultural-política de lo que no iba a ser permitido quedaba muy clara, y por esta razón es que en su momento se hicieron ediciones masivas de panfletos o libros que no solo corroboraban las Palabras, sino que en muchos casos las ampliaban.

Por ejemplo:

  1. La teorí­a de la superestructura. La literatura y el arte (1961), de Edith Garcí­a Buchaca;
  2. Los fundamentos de nuestra educación socialista (1963), de Gaspar J. García Galló;
  3. Estética y revolución (1963) y Astrolabio (1973), de José Antonio Portuondo;
  4. Conversación con nuestros pintores abstractos, del antiguo candidato a las Elecciones por el Partido Socialista Popular Juan Marinello (folleto que había tenido una primera tirada a finales de los años 50, con más penas que glorias, pero que a partir de 1961 se reeditó varias veces).

Publicaciones todas, junto a cientos de artículos y revistas y reportajes, que venían a constreñir el compendium politicum del castrismo, aquel “fuera de la Revolución, ningún derecho”, que Portuondo en una discusión con el “joven narrador” Ambrosio Fornet –como en algún momento lo llama– subrayaba como la verdadera política cultural de la revolución. Su Realismo Castro (que no casto) Socialista, para entendernos.

Sin embargo, todo lo dicho hasta aquí quedaría solo en anécdota, si el primer diseño doctrinario y cultural de la revolución no hubiera sido trazado por el grupo más retrógrado del Partido Socialista Popular (PSP), quien ya traía un modus operandi adquirido en la Moscú de los años 30 y 40 –habría que estudiar mejor la revista Cuba y la URSS, capitaneada por Edith García Buchaca (aparece en el machón como secretaria), para ver cómo ya se proponía un modelo estalinista de vida–, y a partir de 1959 construye rápidamente las bases del leviatán revolucionario.

De lo contrario, cómo explicarse (cómo explicarnos) que en un país tan “nacional” y “nacionalista“ en su cotidianidad, se comience a hablar rápidamente una especie de jerigonza de Estado y a repetir hasta el cansancio consignas y teques marxistoides y leninistas allí donde, como muestra un documental como PM o las escenas filmadas del Chori en las playas de Marianao[2], lo que había era hedoné y gozadera?

¿Puede explicarse esto sin las agrupaciones de masas (CDR, FMC, UJC…) que desde el mismo inicio “guiaron” y vigilaron al pueblo; sin las expropiaciones y nacionalizaciones del INRA; sin instituciones culturales como el CNC (Consejo Nacional de Cultura) o la UNEAC; sin los juicios que la Comisión depuradora haría contra los “criminales de guerra y las personas asociadas al régimen de Batista”, y que más allá de un relativo clima de justicia pusieron a circular el terror civil e incluso vecinal por todo el país?

Lo más seguro es que no.

Sin todas estas organizaciones y, por supuesto, sin ese dedo larguísimo del PSP nada hubiera sido posible. Partido que no solo había asimilado la manera en que en el este de Europa los satélites soviéticos totalizaban el poder, sino que poseía una estructura entrenada en la lucha de clases y en la exigencia de demandas falsamente populares, como aquella de la nacionalización de los servicios públicos en la década del 50, momento en que una gran mayoría de grandes empresas, como sabemos a través del libro de Guillermo Jiménez, estaban respaldadas por el capital financiero de la propia isla…[3]

Esto explica en parte por qué desde 1959 empiezan –en el ámbito de la plástica y la cultura toda– a celebrarse en Cuba salones y eventos que conmemoraban alguna fecha patriótica o aniversario, y por qué, desde el mismo inicio, comienza a masificarse un “estilo” que, si bien no siempre reflejaba una porción arcádica o histórico-arcádica o político-arcádica de lo real revolucionario (cosa que complacía tanto a la dirigencia del país), sí (siempre) tenía que estar en consonancia con esa “realidad” o por lo menos no entrar en conflicto con ella[4].

Nada ha odiado tanto el Realismo Socialista en el mundo –podríamos decir– como esa continua manía de ver y pintar y escribir problemas. Nada ha odiado tanto el Castro-Socialismo en la isla, como cualquier tipo de crítica o vida o influenza de libertad.

***

A continuación, tres pequeños catálogos o plegables –de los cientos que existen–, que ejemplifican bastante bien lo dicho hasta ahora en esta brevísima introducción.

  • Catálogo que celebra el primero de mayo [1961]. Las palabras o “propósito” de esta exposición son todo un statement castrista y socialista: “Integrar a los artistas a la Revolución por medio de sus creaciones…”, etc., etc., etc.
  • Catálogo que celebra la unión entre pintores y guerrilla [1967: Cuba estaba vendiendo un modelo político para toda América Latina: el foquismo, con el filósofo francés Regis Debray y el Che Guevara como grandes capos del modelo, y para esto usaría incluso a las artes plásticas –para no hablar de la canción protesta y de la revista Casa de las Américas, entre otras].
  • Catálogo que celebra los CDR [1975]. Mejor ni decir nada. Vean (lean) ustedes mismos.

Catálogo: Apuntes del Primero de mayo

[Concurso convocado por el Departamento de Bellas Artes del Municipio de la Habana, 1961. Impreso en Imprenta CTC].

Propósito: “Integrar a los artistas a la Revolución por medio de sus creaciones, ya que en su gran mayoría lo están como ciudadanos […]. Los artistas que participaron en el grandioso desfile, que además era la condenación del pueblo a la mercenaria invasión del imperialismo, comprobaron el interés del pueblo por el trabajo de los artistas. Estas experiencias las repetiremos en fábricas, cooperativas y en todas las actividades transformadoras que viene operando la Revolución en la vida cubana”.

Artistas: Antonia Eiriz, Carlos M. Díaz Gámez, Tito Freyre, Margarita Gray, René de la Nuez, Ángel Acosta León, Nicasio Aguirre, Antonio Canet, Andrés González, Vicente Fernández, Francisco Blanco, Juan Antonio Moreira, Guillermo Arce, Pedro Mirabal, Rieralope.

[Para descargar ‘Apuntes del Primero de mayo‘ en PDF]

Catálogo: Pintores y guerrillas

[Sin información adicional, 1967]

Lema: El deber de todo revolucionario es hacer la revolución.

Texto: Enrique Lihn. “[…] No hay ninguna razón para temer al panfleto mientras la imagen de la libertad sea el fruto de la libertad de la imagen”.

Artistas: Carmelo González, Lesvia Vent Dumois, Abela Alonso, Raúl Martínez, Umberto Peña, Salvador Corratgé, Mariano Rodríguez, Antonio Vidal, Fernando Luis.

[Para descargar ‘Pintores y guerrillas‘ en PDF]

Catálogo: CDR. XV Aniversario

[Exposición del Consejo Nacional de Cultura en el Museo Nacional. Septiembre, 1975. Impreso en los talleres del CNC].

Diseño: Roger Aguilar.

Textos: Fragmento de discurso de Fidel Castro del 28 de septiembre de 1960 sobre los CDR. // Presencia cederista en la plástica [S/A]

“Y dentro de este riquísimo panorama de conquistas y logros populares se afianzan, cada vez más firmes, nuestros objetivos de transformación total. La acción de los CDR, como uno de los potentes motores que impulsan nuestras masas, imprime su huella de entusiasmo a los valores que identifican nuestra época, compartiendo, planificadamente, con las demás organizaciones de masas las tareas y responsabilidades orientadas por el Partido, máximo dirigente de nuestra Revolución.

Las imágenes presentadas en esta exposición nos muestran cómo las tareas encomendadas y desarrolladas por los comités a nivel de cuadra, han sido acogidas y asimiladas por el sentir popular, hasta el grado de llegar a ser convertidas por la acción decantadora del artista en asuntos y temas de la iconografía contemporánea”.

Artistas: Roger Aguilar, Carlos José Alfonzo, Félix Beltrán, Adigio Benítez, Antonio Canet, José Contino, Nelson Domínguez, Roberto Fabelo, Flora Fong, Gilberto Frómeta, Flora Fong, Carmelo González, Fayad Jamís, César Leal, Nélida López, Rogelio López Marín, Raúl Martínez, Luis Martínez Pedro, Aldo Menéndez, René Portocarrero, Eduardo Roca, Mariano Rodríguez, Zaida Sarol, Aldo Soler, Alfredo Sosabravo, José Omar Torres, Luis Miguel Valdés, Lesbia Vent Dumois.

[Para descargar ‘CDR. XV Aniversario‘ en PDF]


[1] Al no existir un documento preciso que trazara con exactitud los límites de qué y cómo debían hacerse las cosas, la autocensura llegó a ser más grande, ya que en un lugar donde todo puede ser punible, también todo puede ser no-pensado.

[2] Ver Noticiero ICAIC latinoamericano, no. 7, 1960.

[3] Guillermo Jiménez, Los propietarios de Cuba 1958. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2006.

[4] De hecho, se empezó a hablar de “literatura sinflictiva” o de “realidad sinflictiva” para nombrar, bajo cierto choteo, uno de los logros fundamentales de la política cultural cubana.

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[*] Este sería el tercer dossier sobre Realismo Socialista que hacemos. Dejo aquí también los enlaces del Primer dossier y el Segundo dossier.

[**] Agradecimientos a Betty Gago.