Lo verdaderamente significativo, en nuestros días, no es por qué se mata, sino cómo se mata. Y la inmoralidad a la que te puede llevar una causa política ha dado paso a la amoralidad del acto que ya no la necesita. Cualquier ambigüedad, la más mínima duda están siendo desterradas en la nueva cultura de la violencia. Para seguir leyendo…
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