Agustín Aguilera, quien dio muerte en 1908 al General Rafael Portuondo, era un loco que escribía. No es infrecuente que los locos escriban. Y a fuerza de hacerlo merecen, como cualquier otro que se afane en rayar hojas en blanco (no es el caso, pero los hay geniales), el calificativo de escritor. Para seguir leyendo…
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