Su obra Café Internet del Tercer Mundo – exhibida en la Bienal de La Habana, 2000 – valida su manipulación de la tecnología y los medios de comunicación, al abordar el uso del internet en Cuba en un contexto de precariedad. Los visitantes pudieron tomar una taza de café, “navegar” en una de las “computadoras” de madera hechas a mano por el artista y desplazarse, a través de imágenes impresas digitalmente, mediante una manivela. En un país donde la escasez de acceso a internet es un signo de disfunción y una herramienta para el control, constituyó una crítica contundente, pero encantadora. Para seguir leyendo…
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