Con su segundo poemario, Oíste hablar del gato de pelea, (Omar Pérez), hace veinte años, dio inicio a una búsqueda aún en curso, conectando las prácticas budistas con nuestro aquí y nuestro ahora de una manera fuera de todo canon, mezclando espiritualidad y sociología, entrando en los huesos de la vida diaria y deparándonos versos que nos conminan a ser con una nueva espontaneidad, la única, la de siempre. Para seguir leyendo…
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