La escritura es un acto de rebeldía, de anarquía, de protesta, hacia el magma originario, hacia el continuum de una gestación que es desastre encarnado, permanente estallido. Si me preguntan quién es ese poeta, pienso en lo desastrosas que son las definiciones para hablar de poesía. Intento capturar ese instinto que traduce una escritura ritual y corpórea, detecto en la poética de Marien Fernández Castillo/Zuleydys Depekín el efecto impactante de lo sensorial y lo vivo. Preguntarse qué atraviesa esa unidad que es experimentación inflexible, sin definirle tácitamente, sino viajando a través de él, de lo que escribe y cómo se lee, este ensayo es la oportunidad de escribir una semblanza. El poeta ha estado ocupado en una permanente disquisición sobre teatro, poesía, forma y textura. Para seguir leyendo…
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