Manuel de la Cruz: Un amor de las cárceles cubanas: La Yalorde y el Faña

DD.HH. | 23 de mayo de 2022

Desde los 10 años, Ignacio conoció el alcohol, los carnavales de Bejucal, las putas, los ansiolíticos y todo tipo de calmantes y opiáceos que lo fueron llevando lo mismo a innumerables trifulcas sin motivo, que a periódicas y placenteras siestas en los parques del pueblo o al pie de un árbol cualquiera. Para seguir leyendo…