Nicolás Lara: Al escritor Rogelio Fabio Hurtado, que se mueve en patineta entre la base de cohetes de San Julián y el Café Colón

Hablando del poeta de San Julián,
del poeta del Café Colón
Es un trasero enorme
como cien frituras de malanga
amarradas con un cordel de colores
a veces en la noche tibia aparece,
evidentemente es un mamarracho disfrazado de mujer,
pero todos saben que es la noveletera
gótica de la televisión
Milagro:
de manejadora a amante de un comandante.
Todo eso lo escribió sentado a la hindú nuestro amigo
Don Rogelio Fabio Hurtado
que nunca quiso aceptar
su colocación u oficio
de maquillador de centauros,
que decía que lo más terrible se podía resolver
regalando una galleta grande como rueda de carreta
en una casona grande, la de las tías,
donde yo entre los extranjeros visitantes
pensamos que el hombre vestido de blanco
y de barriga singular
era el panadero de las galletas poéticas
y no un babalawo con Ogún en la cabeza
y que increíblemente según las malas lenguas
no soportaba a los negros.
No es una escenografía para una nueva película
de Miguel Coyula,
es que van a salir de G casi esquina a 23
muy cerca del restaurant El Cochinito
un poeta y su hijo
rumbo a la Yuma
vestidos con uniformes invisibles de Superman
que sólo él logra ver,
todo esto en esta ciudad italiana,
hay tanta pizza, tantos macarrones, tanto queso,
que La Habana es una ciudad italiana.
Rogelio gritó:
go, go, go, pal norte,
hijo vamos a volar
la poesía es mejor que un avión de Cubana de Aviación
¿Cómo, papa cabezón?
Así mi tesoro y abrió los brazos.
Coopere con el poeta cubano
yo vendo flores con sabor a frambuesa
yo vendo girasoles y yogurt de coco
yo tenía una mujer rubia.
Vamos a caminar hijo pegados a la copa de los árboles
para evitar los radares rusos
P-35
P-12
P-14 -Singa perro.
¿Papito de qué vamos a vivir en Miami?
Hijo de la Fe la Esperanza y unas monedas
que me ha prometido papi chulo Heberto Padilla
¿Ese no es uno que está más loco que tú?
Que tu costilla salvadora
Que tu brújula del Arca…
Café Colón tiempo cualquiera
Fabio ha salido de los electros y con sesenta centavos
en un bolsillo
pero increíblemente con la capa de Superman intacta.
Ahora es inmune a la Kriptonita.
Fabio Hurtado asociado a José Soroa,
a Miguel Águila, Condomina Mefe del Bongó Metare,
y Benjamín Ferrera, Peón Cuatro Rey Victorioso,
tienen una notaría
donde realizan las bodas más increíbles.
Julia la Quincona, karateka amoladora de navajas barberas
y graduada de constructora civil en Artes y Oficios,
y enamorada de Doña Felicita, rubiecita lectora de Julian del Casal
e hija de Babalú, caminante de todos los 17 de Diciembre a San Lazaro.
Como en una historia de televisión
la familia de la rubiecita se oponía a la Quincona
y nuestro poeta volador,
nuestro antiguo oficial de la cohetería Ruso-Cubana,
el poeta preferido de Ernesto Cardenal,
el poeta que cuando se quita los espejuelos Cintio Vitier llora de miedo,
se ofreció para simular ser el novio de Felicita
y en esa unión apócrifa
yo perdí el envase de cinco cajas de cerveza
que Felicita no me devolvió
y que además
me dijo que iba a bailar sobre mi tumba
Los detalles exactos de esta boda no los tengo yo, el poeta,
sino el enfermero del Hospital Siquiátrico Mazorra
de la Ciudad de La Habana
Un muchacho de oro, un hijo de mamá, un hijo de papá,
Un supuesto sobrino del director de deportes
R. Madrigal
Entre tanta bobería escrita y que se escribirá,
Rogelio Fabio Hurtado vivió sin rendirse
ni a los nuevos latifundistas
ni a los viejos sacristanes
Fue a Babilonia y regresó
Fue a Roma recogió su ciudadanía firmada por Tiberio y regresó.
Salió de la casa de las tías
mas que tías brujas de un poema de García Lorca
y se mudó para una accesoría cerca del Café Raúl en Marianao
con Felina una negra pedagoga
que lo quería más que a la niña de sus ojos
a vivir en la clandestinidad
lejos de “la familia”
qué más escribir qué más decir
sólo una cosa
que esta muerte que no será la última
anuncia
como diría mi amigo Roque Dalton
“Cuando te enteres de la noticia no digas que estoy muerto”
“Cuando te enteres de la noticia no digas que estoy muerto”
“Cuando te enteres de la noticia no digas que estoy muerto”
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