El porno cubano no es refinado; resulta literal, suele ser bastante inculto, obra con urgencia y, desde luego, es una consecuencia (casi nunca una intención) de la tecnología. Pero una vez más, en estos tiempos, cuando un documento íntimo —que anhela intervenir en el recuerdo, avivarlo, ponerlo en marcha— se hace público, deviene inevitablemente escritura pornográfica. Para seguir leyendo…
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