Buena parte de la intelectualidad de izquierda norteamericana y de otras naciones, sigue cautivada por la dinastía de los Castro y un segmento notable de la élite política insiste en afirmar que el embargo de los Estados Unidos debe ser derogado para alcanzar alguna transformación significativa en la isla. Mientras tanto, el mundo acepta, indiferente, la transferencia de poder del general Raúl Castro a su pelele Díaz Canel y un grupo numeroso de cubanos reclama en el aeropuerto de Miami, mediante gritos y palabras soeces, un avión para regresar de donde supuestamente salieron huyendo. En semejantes circunstancias, la dictadura de enfrente seguirá siendo esa utópica superstición que millones de coterráneos siguen sufriendo. Para seguir leyendo…
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