En Latinoamérica (y el mundo) hemos conseguido reducir la pobreza, abatir enfermedades mortales, construir gobiernos civiles y responsivos. Los culpables (desde la izquierda radical) de interrumpir cuatro décadas de paulatina expansión de la democracia y los responsables (en la derecha neoliberal) del bloqueo del progreso social en el continente son los nuevos asesinos de la ciudadanía latinoamericana. A ellos deberemos resistir, nuevamente, en su despojo del pan, el verso y la esperanza. Para seguir leyendo…
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