Oscar J. Montero: ABC de fugas

La fuga está en nuestro ADN, como en las ardillas, siempre ariscas y sobresaltadas. Es consabido que no hay cultura sin vínculos a periplos, migraciones, desplazamientos a la vez catastróficos y fundadores. De ahí la difusión de leyendas y mitos sobre una permanencia tan seductora como ilusoria. Un ejemplo milenario. A mediados del siglo V d.C., las huestes de Atila, “el azote de Dios”, arrasaron las aldeas de los vénetos. Los sobrevivientes se refugiaron en islotes pantanosos en la costa septentrional del Adriático, donde construyeron zancudos bajareques. De esa catástrofe surgió de las aguas “la Serenissima” Venecia.
El siglo pasado la fuga le tocó a mi gente. Escoria a los cuatro vientos, decían. Bodegueros siquitrillados, mecanógrafas de Luyanó, maestras de secundaria, guajiritos cienfuegueros, nos largamos con lo puesto, a los bajíos de Hialeah, a las lomas de Manhattan, al bochinche de Santurce, al tejemaneje de Lavapiés. El terruño quedó en el retrovisor; el revólver de mi abuelo mambí, en el museo del pueblo.
Pasaron décadas; terminó el siglo pasado, ya que no sus horrores. En este XXI le tocó a David. A los seis años cruzó el río fronterizo en brazos de su madre. El inglés le entró por los poros y a las pocas semanas anunció que sabía el alfabeto en esa lengua, pero se le había olvidado en español. Entonces inventamos un juego para recordarlo, buscando en la cocina lo que correspondiera a cada letra: agua, bacineta, cuchillo, delantal, etc. “Eso es una palangana”, me dijo. La dejamos para la P. Bayeta entonces. De ese juego salieron estos textos sobre nuestras fugas. Desde la Babel de Hierro, sin patria y con amos por todas partes, los dedico a él y a las multitudes que lo han acompañado.
Oscar J. Montero, New York, 22 de julio, 2023
–I–
Antes
Bebían
Café
Dentro.
Entonces
Fueron
Girando
Hacia
Islas
Jaspeadas,
Kilométricas
Lejanías
Maravillosas.
Nunca
Optaron
Por
Quedarse.
Recogieron
Sus
Trapos.
Urdieron
Velas.
Walter,
Xiomara,
Yosiel
Zarparon.
—II—
Alana,
Barbarita,
Carlos
Dejaron
Edificios
Feroces,
Grietas,
Hoteles
Inhóspitos.
Juraron
Kummel
Los
Mantendría.
No
Osaron
Preguntar
Qué
Riesgos
Saltarían.
Todas
Ultrapasaron
Vientos
Wiclefistas,
Xenofobias
Y
Zumayas.
—III—
Alma
Bendijo
Cazuelas,
Dinteles,
Escritorio.
Fue
Girando
Hasta
Internarse
Jadeante:
¡K
Lejos!
Miembros
Nuevos
Ocupaban
Puestos
Quietos,
Reservados.
Solo
Teo
Usó
Votivas:
¡Walter!
Xiomara
Ya
Zarpó.
—IV—
Araceli
Botó
Compungida
Diseños
Esféricos,
Fogosos
Girasoles,
Hirsutas
Imágenes,
Jaspeados
Kakemonos.
Luego
Miró
Nerviosa
Opulento
Puerto
Quinquelingüe,
Recintos
Sellados,
Turbios.
¿Una
Victoria,
Wifredo?
Xavier,
¿Y
Zenaida?
—V—
Atisban
Barcos,
Como
De
Espejos
Fogosos
Galardonados.
Hambre,
Injusticias,
Jodidos,
Knoqueados.
Lloran
Mientras
Nadan.
Otras
Permanecen
Quietas,
Rezando
Siempre,
Todavía
Unidas.
Vaciaron
Whiskies.
Xerófilos
Ya
Zumban.
—VI—
Antiguos
Bohemios
Cansados
De
Estar
Febriles
Gesticulaban
Hasta
Inflar
Juntos
Kármicas
Laringes
Musculosas.
Nubes
Oscuras
Perdieron
Quizás
Rapidez.
Subieron
Torres
Únicas,
Voladoras
Walhallas,
Xanadús
Y
Zahúrdas.
—VII—
Abel
Batalló
Corrientes.
Durmió
Entre
Feroces
Gendarmes.
Hasta
Imaginó
Jaurías,
Kilómetros
Lúgubres.
Morir
No,
O
Peor
Quedarse
Rezando
Sin
Tener
Ufanas
Visiones:
Walter,
Xavier
Y
Zenaida.
—VIII—
Albergues
Benditos,
Cálidos.
Después
Erráticas,
Fúnebres
Guaridas,
Horribles,
Inhóspitas.
José
Kasil
Lamentó
Morir
Nadando
O
Pensando
Que
Rita
Sentiría
Terror.
Unidos,
Vendrán
Weekends
Xilofónicos
Y
Zapatillas.
—IX—
Alma
Bendijo
Caminos
Diaspóricos
Entre
Fogatas
Generosas,
Hipnóticas,
Inolvidables
Jarchas.
¡K
Lamentaciones
Maternales
Nocturnas!
O
Penosas
Quejas.
Reunidas,
Silenciosas,
Trepando
Ufanas,
Vieron
Wapitíes,
Xilófagos
Y
Zamarros.
—X—
Angélica
Buscándote
Corrió
Desesperada
Entre
Familias
Gentiles.
Huyó
Invicta.
Jurando…
¿K?
Lograrlo.
Miró
Nubes
Oscuras,
Pero
Quiso
Reunirse.
Sentadas
Todas,
Unívocas,
Vieron a
Walter,
Xavier
Y
Zenaida.
—XI—
Araceli
Bermúdez
Contaba
De
Encrucijadas
Fallidas.
Graciela
Hidalgo
Imaginaba
Jerigonzas
Krausistas.
Lentas,
Misteriosas
Noches
Oscuras
Pasaron
Quietas,
Recogidas.
Seguían
Tomando
Umbrosos
Vericuetos.
¡Walquirias
Xenófobas,
Yaperas,
Zampatortas!
—XII—
ángel
Bello,
Cuida
De
Esta
Febril
Gente
Humilde,
Invencible.
Justicia
Logra.
Mándales
Nuevos
Oráculos.
Pedimos
Que
Regresen
Siempre
Tiempos
Ufanos.
Vuestros,
Walter,
Xavier
Y
Zenaida.
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