Si alguien desea aproximarse a lo que ha sido la tragicomedia de Cuba, podría empezar por esa construcción ficcional del perfecto Killer HBO: el guerrillero lector hecho a la medida de un escritor sudamericano que ignora al Guevara de lo real, el represor, para oponer uno más bien apócrifo, el Mandelstam tropical que cita a Cervantes en una carta a sus padres. ¿Cómo conjugar entonces la idea de la «selectiva y fría máquina de matar» con la construcción de la biblioteca? Para seguir leyendo…
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